La historia de amistad de Damón y Pitias
La historia de amistad de Damón y Pitias
Esta historia
transcurre en Siracusa, en el siglo IV antes de Cristo. El orador romano Cicerón
nos cuenta que Damón y Pitias eran discípulos del filósofo Pitágoras. Aún hoy,
su historia es ejemplo de la amistad sin reservas que brinda todos los motivos
para la confianza y no deja margen para la duda.
Damón y Pitias habían
sido excelentes amigos desde la infancia. Cada cual confiaba en el otro como en
un hermano, y cada cual sabía en su corazón que sería capaz de todo por su
amigo. Con el tiempo llegó el momento de demostrar la hondura de su devoción.
Sucedió de esta
manera. Dionisio, el monarca de Siracusa, se fastidió cuando oyó los discursos
que pronunciaba Pitias. El joven estudioso decía al público que ningún hombre
debía ejercer poder ilimitado sobre otro, y que los tiranos eran reyes
injustos.
Damón y Pitias ante Dionisio. Fuente: https://elambigudelyoga.wordpress.com/2018/04/15/damon-y-pitias-historia-de-una-amistad/ |
- - ¿ Quiénes
creéis que sois, para sembrar el descontento entre la gente ? - Preguntó.
- - Yo sólo
digo la verdad - respondió Pitias -. No puede haber nada de malo en ello.-
- - ¿ Y tu
verdad sostiene que los reyes tienen demasiado poder y que sus leyes no son
buenas para sus súbditos ?
. - Si un Rey
ha tomado el poder sin autorización del pueblo, eso es lo que yo diría.
- - Estas palabras son traición - gritó Dionisio
-. Estas conspirando para derrocarme.
- - Retráctate
de tus palabras, o enfrenta las consecuencias.-
- - No me
retractaré - respondió Pitias.
- - Entonces morirás. ¿ Tienes un último pedido ?
- - Sí. Déjame
ir a casa para despedirme de mi esposa y mis hijos, y para poner mis cosas en
orden.
-
-Veo que no sólo crees que soy injusto, sino
que además soy estúpido - rió desdeñosamente Dionisio -. Si te dejo salir de
Siracusa, no volveré a verte.
- - Te haré un
juramento.
- - ¿ Qué
clase de juramento podrías hacer que me indujera a creer que regresarás?-
preguntó Dionisio.
En ese momento Damón,
que había permanecido en silencio, se adelantó.
- Yo seré su garantía
- dijo -. Reténme en Siracusa, como prisionero, hasta el regreso de Pitias. Nuestra
amistad es bien conocida. Puedes tener la certeza de que Pitias regresará
mientras me tengas aquí.
Dionisio estudió en
silencio a ambos amigos.
- - Muy bien -
dijo al fin-. Pero si deseas tomar el lugar de tu amigo, debes estar dispuesto
a aceptar su sentencia si él rompe su promesa. Si Pitias no regresa a Siracusa,
morirás en su lugar.
- - Él mantendrá
su palabra - respondió Damón -. No tengo la menor duda de ello.
Pitias obtuvo
autorización para irse por un tiempo, y Damón fue a dar a la cárcel.
- Al cabo de varios
días, como Pitias no aparecía, Dionisio no pudo con su curiosidad y fue a la
prisión para ver si Damón se arrepentía del trato que había hecho.
- - Tu tiempo
se está acabando - se mofó el monarca de Siracusa -.
- - Será
inútil pedir piedad. Fuiste un necio en confiar en la promesa de tu amigo. ¿ De
veras creíste que sacrificaría su vida por tí o por cualquier otro ?
- - Sólo ha
sufrido una demora - respondió Damón sin inmutarse -. Los vientos le han
impedido navegar, o tal vez ha sufrido un accidente en la carretera. Pero si es
humanamente posible, él regresará a tiempo. Creo en su virtud tanto como en mi
existencia. Dionisio se asombró de la confianza del prisionero.
- Veremos - dijo, y
dejó a Damón en su celda.
Llegó el día fatal.
Damón fue sacado de la prisión y conducido ante el verdugo. Dionisio lo saludó con
una sonrisa socarrona.
- Parece que tu amigo
no ha llegado - rió -. ¿ Qué piensas ahora de él ?
- Es mi amigo -
respondió Damón -. Confío en él.
Y mientras hablaba,
las puertas se abrieron y Pitias entró tambaleándose. Estaba pálido y
magullado, y apenas podía hablar de cansancio. Se arrojó en brazos de su amigo.
- Estás a salvo, loados sean los dioses - jadeó -. Parece que los hados
conspiraban contra nosotros. Mi barco naufragó en una tormenta, y luego me
atacaron salteadores. Pero me negué a abandonar mis esperanzas, y logré llegar
a tiempo. Estoy dispuesto a cumplir mi sentencia de muerte.
Damón llega a cumplir su sentencia. Fuente: https://sendasdelviento.es/historia/damon-y-pitias/ |
Dionisio quedó atónito
al oír estas palabras, y sus ojos y su corazón se abrieron. Era imposible
resistir el poder de semejante constancia.
- La sentencia queda
revocada - declaró -. Nunca creí que tanta fe y lealtad pudieran existir en la
amistad. Me has demostrado cuán equivocado estaba, y es justo que seas
recompensado con tu libertad. Pero a cambio os pediré un gran servicio
- ¿ A qué te refieres
? - preguntaron los amigos.
- Enseñadme a formar parte de una amistad tan
noble.
Bibliografía:
Bennet, William J. El libro de las virtudes para jóvenes. Editoria Javier Vergara Editor. 2001. ISBN 84-666-0646-7
Bibliografía:
Bennet, William J. El libro de las virtudes para jóvenes. Editoria Javier Vergara Editor. 2001. ISBN 84-666-0646-7
Links de interés:
https://jenofont.files.wordpress.com/2014/06/f94c9-damon.png
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